lunes, 2 de julio de 2007

EL ENCUENTRO


No saben na’ lo que nos paso el otro día. Cómo está loquita se está haciendo conocida en el ambiente…me refiero al ambiente intelectual. Claro, si de tanto escribir, publicar, conferencia que va, algo tenía que pasar y, además, con lo que se lo pasa encerra’…“¡concentrada!”, me dice ella, cada vez que le reclamo. Porque, ahora le ha da’o por contestarme, y a veces, hasta tiene la tupe de retarme…qué se habrá creído la porquería. Bueno, pero volviendo al tema, la otra vez la invitaron a una conferencia, ya no de sapa, si no que de habla’ora. La huevona no daba más de orgullo. Yo no se lo dije, pero la verdad es que también me sentí…así…como orgullosa, claro porque será remalasa para escribir cuentos y poesía y todo eso que ella jura que hace, porque en realidad cuando lo hace bien, es porque yo metí mano en el teclado, pero cuando se pone con sus cosas intelectualoides, yo mejor me voy a dormir, porque las encuentro fomes y, además se me sale la clase y le pongo más mala ortografía, y esta loquita quiere tapar sus orígenes, le carga que se le salgan los modismos, así que la dejo solita, no más.

Pero volviendo al tema, nos invitaron a exponer, nos avisaron con harta anticipación, pa’ que tuviera tiempo de preparar, así se hace cuando es importante, porque cuando la invitaban antes, a veces le avisaban el día anterior, no más. Es que entonces no era importante, po. Cuando le llegó el mail, la loca saltaba de felicidad, llamó a todas las amigas y algún que otro amigo que tiene. Lo que pasa es que muchos no tiene, porque me tiene miedo, o sea tiene miedo que me los tire, y siempre me anda diciendo y hueviando con lo de su reputación, sobre todo después de lo del profe…no me lo perdona. Y claro ella no se acuerda del loquito del Pagano, pero como ese no es del “círculo”…No le importa. Al final como todavía vive de las apariencias…yo cacho…que por eso se tira locos así como pobletes, porque no los va a ver más, no son del “circulo”.

Una semana antes, como a ésta le gusta la hueva de la apariencia, se fue a comprar una ropita, y ahí nos mandamos la feroz enoja’, porque se quería comprar una hueva con la cual parecía momia. Yo no sé que tanto le da a ésta de taparse, claro tan joven no es, pero, tan mal no esta, así que al final logramos llegar a un acuerdo…y se compró un vestido que le daba todas las curvas, pero…con una chaqueta que le tapaba el resto. Menos mal que ya era primavera, así que le chante unas sandalias rojas, de esas con pulserita en el tobillo pa’ que se viera riquita, además a los locos les fascina ver los tobillitos con pulserita, fetiche igual. Debajo del vestidito le puse unos calzoncitos de encaje bien metidos en el culito, para que no se vea ni una marca fea y como el vestidito daba el tono, la mandé sin sostenes. Igual anduvo resistiéndose un poco, pero al final la convencí, cediendo en el peinado. La dejé que en vez de ir con su pelo suelto, se hiciera un moño. Al final accedí, porque la verdad es que entre el vestidito, las sandalias, el moño y esos lentes a media nariz que usa, si yo fuera mino me la como al tiro. Así que nos fuimos a la conferencia. Pa’ variar llegó temprano, nos atendieron como si fuéramos jetseter. “Profesora un café”, “profesora si quiere pasar a la oficina”, “profesora…”, no se que guifa. La cosa es que mi chiquilla se sentía orgullosa como ella sola. Y ahí paso…

Estábamos conversando con un loquito bien atractivo, que yo he visto varias veces en las conferencias que participa ésta, la verdad es que hasta le estoy echando el ojo pa’ zampármelo, pero a ésta le da con hacerse la cartucha. Cuando sentí esa voz estereo, como de locutor de radio FM, que me estremece los chitecos. Nos dimos vuelta y ahí estaba el profesorcito que me comí la otra vez, tan rico como entonces. Con una polera sport roja, que le hacían juego a nuestras sandalias y unos pantalones que le resaltaban su paquetito, de forma es-pec-ta-cu-lar. La loca se me anduvo poniendo nerviosa, así que tuve que intervenir en la escena.
-Profesor, que gusto verlo. Tiempo que no nos encontrábamos- con mi mejor sonrisa femme fatal.
-Así es, supe que estaría acá. No me perdería por nada una conferencia suya…profesora- y dijo profesora con el mismo acento que decía profesora, cuando me tenía en el escritorio con las patitas abrazadas a su cintura. “Este huevito quiere sal y tendrá una salmuera” pensé, mientras los colale se me mojaban.
-Profesora, me preguntaba si aceptaría cenar conmigo esta noche-sin aviso
“Tendré banquete de nuevo, y este platito esta de langüetiarlo”, así que rápidamente conteste.
-Por supuesto, donde nos juntamos- ni cagando se me sale “en donde”, claro si una sabe cómo y donde proferir improperios. Cachen la palabrita. El mejor lugar para decirle una grosería, a estos cuiquitos, es cuando los tenís entre medio de las piernas.
-Qué tal si a la salida de la conferencia, nos vamos a cenar-
Pituca yo, porque claro una es fácil, pero nunca tanto, además, que ya cache que hacerse de rogar calienta más a estos tipos.
-Profesor, lo que pasa es que he estado trabajando mucho y estoy algo cansada, pensaba ir a dormir una siesta en la tarde, no se si regrese, mejor me llama- y le di nuestro celular. Vieran ustedes como pateaba la perra la profe, pero este bocadito no lo dejaba pasar.
La conferencia salio del uno, la aplaudieron harto y le hicieron hartas preguntas interesantes, yo estuve a punto de responder una que era más huevona que la chucha, pero la mina no me dejo, en realidad fue mejor porque hubieran quedado todos con la boca abierta
-Profesora, según su planteamiento ¿cuál es el rol de la mujer en la sociedad actual?-
-Entre medio de tus piernas, ahue’onao, que te creis, por qué no preguntai cuál es el papel de los huevones. Yo no se de donde sacan estos tara’os que nosotras tenemos que cuestionarnos semejante hueva, cómo si no fuera suficiente todo lo que hacemos, además, de la tercera y cuarta jornada laboral, como dice la profe, tenemos que preguntarnos por nuestro papel. Yo cacho, que si no se empiezan a preguntar por el de ellos, se van a quedar sin parlamentos, ni obra que representar…los giles. Pero no me dejó, y contesto como toda una dama, aunque yo que la conozco un poco, igual le dijo tara’o.

Después de almuerzo nos fuimos a dormir, claro, había trabajado duro toa la semana y como todavía le queda esa costumbre, esclavista campesina, de madrugar, habíamos estado madrugando varios días. Mientras ella descansaba, yo me imaginaba cómo me iba a tirar al profe. “Si tiene auto me lo como ahí mismo, no hay nada mejor que tirar en un mirador así como vigilando el entorno” A las seis nos llamo. Yo pensé que la loca se iba a echar pa’ tras pero atino bien.
-aló-
-Profesora Riquelme-con voz acariciadora.
-Si con ella, ¿quién llama?- haciéndose la loca, ella sabia que era el mino, después de todo con lo asocial que es no la llama ni un otro mino, así que me puse alerta pa’ que no me fuera a cagar.
-Habla Michell-
-Profesor, qué gusto-
-Profesora, he preparado una cena en mi departamento, qué tal si la paso a buscar a las ocho-
-Bien, no hay problema-y le dio la dirección.

Nos metimos a la tina del baño, había que relajarse, así que le echo de esas sales y prendió velitas y toda esa faramalla que usa ésta…estaba feliz y yo más aún…banquetito que iba a tener.
La convencí pa’ que se pusiera el mismo vestido que le quedaba tan bien, con los hombros al aire y uno de esos echarpe de tela que tiene, así como media jipita. Las chalitas rojas eran el complemento perfecto. A las ocho en punto el loquito llamó por teléfono, estaba en la puerta…rico como el sólo...y partimos pa’l Cerro Alegre. Claro, si estos intelectuales snob, se han instalado todos en el sector cuico. Éste vivía atrás del paseo Turri, al fondo en una de esas casas de remodelación patrimonial, que las han hecho lofts. Tenía un depto total, con vista a la bahía, todo así como…de gusto caro, aunque no tenía tantos libros como nosotras…

Cuando llegamos, fue todo un caballero, nada de agarrones y esas cosas, como hacen unos que porque uno se los ha manda’o, creen que en cualquier momento se la pueden agarrar.

-¿Una copa de vino, Marta?- y el “Marta” salio como si me hablara el mismísimo Brad Pitt.
-Sí, una copa-
-Un Sangre de Toro, he preparado una carne al horno y este vino le queda muy bien, pero sí usted prefiere otro…-
La única carne que prefiero es la tuya…mijito.
-No ese está bien- contestamos como si supiéramos algo de la hueva.
-Su color rubí es una buena combinación con el color de las carnes- sirviéndonos una copa, luego alzó la suya, tomada desde el pie balancendo el mosto a la luz.
Así mismito te voy a dar vueltas yo a ti más rato, ricura. Haber si te salen los sabores a moras silvestres y especias mediterráneas que te va a dejar este juguito. Pletórico de cachas vai a quedar. Fantaseaba, mientras lo miraba con cara de seria.
-Lo que más me gusta es el residuo aterciopelado que queda en la boca-saboreaba.
La boca que te voy a chupetear, cosita, no sé si te va a quedar aterciopelada o puro pela’ no más.

Nos bajamos la botella antes de la comida, la verda’ es que estaba regüena la sangre del torito este, y eso del residuo aterciopelado que se te queda pegado en el…boquita. Lo que más me preguntaba es si el sabor a frutas del bosque se lo iba a sacar de la lengüita a este güachon.

Nos sentamos a la mesa. Él fue ceremonioso, ese "charme" que tienen los intelectualitos para seducirla a una, cómo si una no quisiera que le dieran duro. Y…demoran la cosa. Ahí está el juego, capaz que eso es lo que me gusta de estos cuicos, que se demoran tanto, que cuando se llega a la pelea, al área chica, una está fi-le-te. No como los pobletes que le gustan a mi comadre, que son de dos cucharadas de caldo y a la papa al tiro. Claro si la otra vez al loquito del Pagano, todavía no le decíamos hola y ya nos había peñisca’o la uva.

Nosotras comimos poco, la verdad es que cuando el postre es tan espectacular yo prefiero poca comida, livianita es mejor. Este es el mejor momento pa cachar a un mino, porque cuando es pura parafernalia no más, se le sale la clase e insiste en que una está flaca, igual que las agüelas le da con que coma y coma, por más que una se niegue. Pero a este loquito yo no lograba cacharle si tenia la clase que ostentaba, o estaba tan preocupado de mantener la figura que ni se preocupaba de los huesos de una.

A esas alturas ya había abierto otra botellita de los güenos. ¡Puta, que le iba a salir cara la cachita! al güachito y, una se conforma con un Carmen Margaux, no más, aunque por ahí le salgan con la hueva de los excesos de taninos. Ahora nos bajábamos una botellita, que el güachito dijo que era francesa “D.O. Ribera del Duero”, yo le alcance a cachar el año, 2001, así que puse cara de entendia’ en la cosa.
-Excelente-
-En la nariz lo sientes a café y caramelo-
-Cierto- agregué, ¡cómo si cachara!.
Ya a esas alturas me parecía mucho preámbulo, así que decidí tomar las riendas de la seducción, porque este cabrito se me iba a emborrachar antes de conseguirle un solo gramo de placer.
-Permiso, ¿Dónde está el baño?-
-Por el pasillo al fondo-

Sí le sigo haciendo los puntos a éste, voy a tener que leer sobre vinos o acostumbrarme a escuchar sobre los taninos y huevas vinícolas, pensaba, mientras iba pa’l baño. Me miré al espejo y comencé a pensar como le arreglaba el libreto a la noche; porque, si seguía en este rumbo me iba a ir con las ganas pa’ la casa. Y ahí se me ocurrió la idea. Chalitas rojas con pulseras, colale rojo bien metiditoo, vestidito sin sostén…y el loquito con Sabina en los parlantes…cuando salí del baño, el vestido estaba colgando de la barra de la ducha…

Ahora, mientras leemos a Rojas, tiradas en la camita, todavía me acuerdo de la cara del profe…y ese…
–profesora…usted…usted, cada vez me sorprende-

La verdad, es que a mi me pasa, que después de un par de veces de tirarse a lo loquitos y…si no son muy creativos, se me empiezan a quitar las ganas de más, o me dan a lo lejos, más por urgimiento que por que me quiera tirar al mino…y este no era la excepción…sin escritorio y novedad…aparte de saber que lo estaba dejando pal cielo, no había más gracia…se le acabo el encanto al profe…lastima, pensaba aprender de vinos.

-¿Qué haces?-
-Nada, me voy.-
-¿Cómo no te vas a quedar a dormir acá?, es tarde.-
Y este gil piensa que por una cacha una va a dejar de ir a dormir a su casa, más encima cuando la mañanera ni siquiera promete
-Una no debe quedarse a dormir en casas ajenas…con extraños.-
-¿Extraños?, profesora, por favor…a estas alturas nosotros no somos extraños-
Y decía profesora con ese acentito que aún recuerdo y se me desequilibran los chitecos
-Si te quedas hasta al amanecer en la cama de un hombre, puedes desear estar ahí para siempre. Empezaran las confesiones y descorrerás el velo de tu alma…y- nunca la había visto más decidida, esa era mi niña, no tuve que ponerle ni quitarle.
-¿Qué pasa?
-Nada busco mis calzones, debería ser más ordenada, siempre me digo que los calzones deberían ir bajo de la almohada, así una los encuentra siempre, no hay nada más indigno que salir de la casa de un hombre sin calzones- rió -una puede salir sin la virginidad, o sin más ganas de verlo, pero…sin calzones, verdaderamente humillante-
¿Y esa?...no era yo, a la profe tampoco le había gustado la cachita, y se desquitaba del mal amante, con una ironía que no le conocía. Partió pal baño a buscar nuestro hermoso vestidito seductor.

Al llegar a casa, antes de dormir, nos pusimos a leer a Rojas “hartazgo y orgasmo son dos pétalos en español de un mismo lirio tronchado…”

CECILIA SALAZAR DÍAZ
JUNIO DEL 2007